01 Aug 2005

GRAFOLOGIA INFANTIL

La presente nota fue editada en la Revista Buenos Aires Cultural del Café Tortoni en agosto de 2005

 

Mi mamá me mima

¿Quiere saber cómo es y cómo piensa su hijo?  Muéstreme cómo escribe...

 

 

 La escritura expresa nuestros más íntimos secretos; es uno de los tests proyectivos más completos. Es una prueba natural, espontánea y muy rica en significados en la cual se proyecta la personalidad del escribiente.

 

 

Una de las especialidades de la Grafología es La Grafología Infantil. Al realizar el grafoanálisis de la escritura de un niño, hay que tener en cuenta que es una personalidad psíquica en evolución constante, en vías de formación. Los trazados de las letras (realizados a nivel inconsciente) sufren modificaciones, al igual que el desarrollo físico y de la personalidad; éstos evolucionan de manera paralela.

 

La Grafología Infantil es una herramienta auxiliar importantísima en la tarea educativa; puede orientar y proveer valiosos datos sobre el grado de madurez de los alumnos.

 

Acompañando informes de Psicólogos y Psicopedagogos, ésta servirá de base orientadora para:

  • identificar actitudes que puedan adoptarse como reacción a situaciones vividas como problemáticas y/o traumáticas;
  • detectar la evolución y adaptación socio-afectiva del niño; saber cómo influye cada uno de los componentes de su personalidad;
  • descubrir alteraciones o variaciones de importancia en el desarrollo infantil para poder corregirlas antes de que se transformen en estructuras difíciles de cambiar;
  • distinguir precozmente ciertas afecciones de los niños con fines preventivos y que se exteriorizan con antelación en la expresión gráfica;
  • reconocer de forma anticipada la hiperemotividad y los obstáculos psíquicos que no permiten al niño captar y aprovechar adecuadamente las enseñanzas del docente.

 

Los aspectos a tener en cuenta cuando vemos la escritura de los chicos son:

 

1.   El ordenamiento: (la disposición, distribución, puntuación y señalización de las letras) habla del poder de organización de la persona. Si es armónico significa que el chico acciona para conseguir un objetivo determinado. En cambio, si hay desorden, letras que se chocan, palabras que no tienen la misma dirección o palabras inconclusas, está confundido en cuanto a sus metas.

 

2.   La altura y el tamaño: las letras hablan de la exteriorización o la introspección y del grado de seguridad de cada uno. Si la letra es grande, estamos frente a un chico muy desenvuelto, extrovertido y sociable; en cambio, si es chica, es introvertido y vergonzoso.

 

3.   La presión: indica la afirmación de la personalidad. Si ésta es normal, sin variantes en el grosor del trazo, habla de la fuerza, seguridad y potencia. Si es poca, indica que el niño es débil y emotivo.

 

4.   La dirección de la escritura: (es la capacidad de escribir sin oscilaciones, en forma horizontal sobre una línea real o imaginaria) expresa el estado de ánimo del que escribe y su firmeza de carácter, tanto en su comportamiento como en sus valores morales. Si las líneas son horizontales indica orden, atención y concentración. Si son ascendentes, significa vehemencia y alegría; si son descendentes el chico está desalentado, triste y con fatiga mental. Si son ondulantes, siente incertidumbre, está agitado y consternado. Si escribe palabras más arriba o por debajo del renglón, está haciendo un esfuerzo para afrontar el cansancio mental o físico y, si la escritura está pegada al renglón, estamos frente a un niño que se empeña por dominar su excitación o que está preocupado por su proyección en el espacio.

 

5.   La amplitud: (el espacio entre dos letras) revela el grado de timidez de cada uno.

 

6.   Velocidad gráfica: si la escritura es rápida y con trazos seguros, estamos frente a alguien dinámico, enérgico y entusiasta. En cambio, si fuera lenta y con trazos inseguros, la persona es lenta en la elaboración de ideas y con grandes indecisiones.

 

7.   La inclinación: es un indicador de los deseos de sociabilidad para con los demás. Inclinada hacia la derecha indica una persona afectuosa, sensible y que se desenvuelve naturalmente. La vertical señala personalidad con gran autocontrol y dominio. Inclinada hacia la izquierda indica que el chico está replegado hacia sí mismo y que es tímido.

 

8.   La continuidad: (constancia del movimiento al escribir, sin levantar el lápiz) está relacionada con el grado de adaptabilidad o no de la persona. Si escribe de un solo trazo 3 ó 4 letras conectadas, es una persona con gran flexibilidad mental; en cambio, si las letras están desconectadas, estamos ante alguien con torpeza y percepción tardía.

 

9.   Puntos y acentos: si están ubicados con precisión exacta sobre la letra que corresponde estamos ante alguien equilibrado, respetuoso y obediente; si no hay precisión, el chico está confundido. Colocados hacia la derecha, sugiere una personalidad con constancia y tesón; hacia la izquierda, la persona titubea, siente incertidumbre. Si son omitidos, hay descuido, cansancio y desinterés. Si están colocados muy altos y sutiles, es alguien con mucha espiritualidad; si en cambio, están bajos, es una persona muy observadora; si estuvieran más abajo de la letra, hay señal de agotamiento y desaliento. Ligados a la letra siguiente indica espontaneidad. Si estuvieran los puntos o los acentos muy dispersos, indica que es alguien muy distraído y olvidadizo.

 

Los arriba mencionados son algunos de los diversos aspectos gráficos que el Grafoanalista observa en la escritura del niño. El experto debe tener en cuenta la edad del pequeño.

 

¿Recuerda usted cómo comenzó a escribir? Tal vez ahora tiene la oportunidad de revivirlo a través de su hijo. Todo comenzó entre los 18 y 24 meses con el dibujo del “garabato lineal”. Entre los 2 años y medio a 3 años y medio hizo “garabatos circulares” (etapa célula o renacuajo); y ese garabato fue evolucionando con el correr de los meses pues incluyó ojos, cabellos, nariz y  boca. Más tarde colocó otros elementos como el cuerpo con los brazos y piernas, y hasta determinaba con formas en la vestimenta si era hombre o mujer. Recién entre los 5 años y medio a 6 años un familiar o su querida maestra de 1° Grado le enseñó a escribir las primeras letras, entonces el dibujo siguió evolucionando y pudo colocar “mamá y papá”.

 

¿Recuerda cuánto lo costó diferenciar “la colita” de la letra o a la de la a”? ¿Cuántas “patitas” tenían la n y la m? ¿Para dónde iba el “redondelito” de la q?.... Y así llegó a través de los años, entre tareas para el hogar y juegos a escribir al dictado sin entrar el proceso del “dibujo de la letra”. Pero como dicen las abuelas (y las abuelas siempre tienen razón) “la historia vuelve a repetirse”, entonces ahora va a guardar como un divino tesoro el primer garabato de su hijo y va a emocionarse cuando vea escrita por primera vez la palabra “mamá”.

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Acompañe a su hijo, guíelo, ayúdelo a crecer; tírese en el suelo y ensúciese las manos con el crayón y pegamento de colores. Dentro de la atención de sus necesidades está también la de compartir momentos que pasan tan rápido y, de esta manera, podrá prevenir problemáticas tan crudas como las que hoy sufren muchos adolescentes que se vuelcan al alcohol, las drogas o al robo.

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Agradezco al Sr. Guillermo H. Portero  quien aportó un dibujo de cuando tenía 7 años para la ilustración de la presente nota.

 

 Prof. Ana María Occhipinti

 

 

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portada de Buenos Aires Cultural - agosto 2005
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